El estrés de vida del siglo XXI, las enfermedades mentales de nuestros seres queridos y las necesidades que surgen entre los más pequeños hacen cada vez más necesario ponerse en manos de profesionales. Desde Life! Cuenca hablamos con María Álvaro, responsable de la Clínica Neuropsicomas y del Centro Despierta de Cuenca
Hace tan solo dos semanas se conmemoraba el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que busca concentrar la atención en la identificación, tratamiento y prevención en las enfermedades mentales, trastornos emocionales y diferentes conductas, y que persigue eliminar progresivamente el engañoso estigma de no acudir a profesionales por miedo o vergüenza de parecer débil.
Pero nada más lejos de la realidad. ¿Por qué contar que vas al fisio y esconder que vas al psicólogo? Un tabú que la sociedad debe ir quitando poco a poco y tratando con mayor naturalidad, más si cabe con el estrés de vida del siglo XXI, las enfermedades mentales de nuestros seres queridos y las necesidades que surgen entre los más pequeños.
Para ello es fundamental el papel de los psicólogos y neuropsicólogos, mirarlos con buenos ojos, ya que no solo nos ayudarán en resolver nuestros conflictos o dificultades, sino que nos dotarán de nuevas herramientas para que seamos capaces de afrontar las distintas situaciones que se presenten a lo largo de nuestra vida.
Desde Life! Cuenca nos hemos puesto en contacto con la conquense María Álvaro Sardina, psicóloga y neuropsicóloga que hace dos años se lanzaba al mundo empresarial y emprendía su propio gabinete en la ciudad de Cuenca con tan solo 30 años: Clínica Neuropsicomas y del Centro Despierta de Cuenca.
Una joven apasionada que desde muy pequeña tenía muy claro qué quería estudiar, porque lo suyo es verdadera vocación, y que quería volver a la ciudad que le vio nacer y en la que pasó su infancia. Y con mucho esfuerzo y tesón, y el apoyo de toda su familia y su gente, María lograba hacer su sueño realidad después de haberse formado y haber adquirido experiencia trabajando en distintos lugares, como un hospital, una residencia de mayores y en distintas asociaciones con las que todavía sigue colaborando –como es el caso de AFA (asociación de familiares y enfermos de Alzheimer) en Minglanilla.
Da gusto hablar con ella; siempre con su sonrisa, desprende ilusión, ganas, energía y, sobre todo, que adora su trabajo, que eso ya es un punto muy positivo para un profesional de esta rama sanitaria.
Además, nos cuenta que está en permanente aprendizaje ya que no para de estudiar y especializarse en más áreas. Tras licenciarse en Psicología por el itinerario Clínico, se formó en Neuropsicología y Psicología Clínica obteniendo el Máster oficial de Neuropsicología, Psicopatología y Salud y, más tarde, también el Máster de Psicología General Sanitaria y el de Envejecimiento y Demencias, además del Posgrado en Infanto-juvenil, “siempre con el objetivo de profundizar y mejorar en mi trabajo, por eso sigo formándome, aprendiendo y reciclándome”.
Y ¿en qué consiste su gabinete? Neuropsicomas ofrece a los conquenses un amplísimo abanico de servicios: psicología para niños, adolescentes, adultos, mayores, parejas y familias; psicopedagogía con programas en reeducación pedagógica, dislexia, altas capacidades, TDA/TDAH, autismo, conflictos en el ámbito familiar y escolar, técnicas de estudio, habilidades académicas y fracaso escolar; y neuropsicología, con evaluaciones completas junto con radiología y neurología, rehabilitación, estimulación cognitiva y entrenamientos de memoria. Además, disponen de refuerzo escolar, actividades extraescolares y son especialista en atención y estimulación temprana.
Para hacer más divertido esta profesión, también organizan scape-rooms temáticos, talleres de robótica, musicoterapia, ajedrez competitivo y educativo, matemáticas recreativas y experimentos y encuentros para familias los fines de semana.
Además, este centro ha incorporado Despierta Cuenca, una iniciativa que cuenta con 34 centros en toda España en la que trabajan con niños de altas capacidades y superdotación, para permitirles desarrollar al máximo sus talentos y habilidades, ya sea de forma individual o en grupo.
¿Cuántos profesionales trabajan? Según nos cuenta María ha logrado crear un equipo multidisciplinar, “una gran familia” que está formada por una neuropsicologa, psicólogos, psicopedagogos, maestros especializados en audición y lenguaje, pedagogos terapéuticos, mediadores familiares,… Pero puntualiza que el trabajo no solo es en la clínica, sino que debe continuar en casa, “hacemos un trabajo en red”.
¿Cuál es su modo de trabajo? Lo primero que te realiza su equipo es una evaluación completa, centrada en tres ejes fundamentales: cognitivo, emocional y social. Y de ahí elaboran un diagnóstico minucioso para tratar personalizada y profesionalmente cada caso. “Elaboramos un diagnóstico de forma individualizada y establecemos un protocolo especializado para cada persona. Y después realizamos valoraciones periódicas para observar la evolución o si hay que modificar cualquier aspecto para mejorar”.
Con los más pequeños siempre emplean técnicas mediante al juego para que los niños se diviertan y lo tomen todo de forma natural. “Nosotros intentamos que vengan con nosotros con ganas y que cuando finalice la sesión les cueste irse de lo bien que se lo están pasando”, nos explica María. Y para ello hacen uso de las tecnologías, juegos interactivos, talleres de robótica o de experimentos.
¿Su principal objetivo? Desde la profesionalidad, la cercanía y la empatía, su finalidad es ayudar a mejorar cognitiva y emocionalmente, a saber adaptarse al entorno social y familiar mejorando las habilidades sociales; trabajar con las aptitudes de cada persona, mejóralas y retarles; ofrecer nuevas herramientas para hacer frente a la tolerancia, la frustración, la competencia; ayudar a ejercitar la mente desde pequeños y a aprender a estudiar con organización y motivación; y muy importante, ayudar a nuesros mayores en sus últimos años de vida y a nuestros seres queridos tras haber sufrido alguna enfermedad neuronal.