Recorremos la Mancha conquense en busca de municipios y pueblos con un valor patrimonial y natural digno de reconocimiento.
Cuenca y sus rincones presentan espacios únicos con una historia que debe ser contada y escuchada. En esta ocasión, nos dirigimos hacia La Mancha, en concreto a la que recorre la provincia de Cuenca. Ciudad Real, Albacete y Toledo comparten esta comarca con Cuenca, caracterizada por los paisajes llanos, aunque en Cuenca nos encontramos con varios desniveles fruto del paso de los ríos por sus extensas planicies.
Hemos seleccionado algunos de los pueblos que debes visitar si pasas por la Mancha. Existen otros municipios también dignos de ver, pero en esta ocasión esta es nuestra peculiar elección.
Mota del Cuervo
El enclave es uno de los pueblos manchegos que cuenta con un mayor volumen patrimonial tanto dentro del municipio como en sus aledaños, custodiados por sus molinos que se quedaron grabados en nuestra retina gracias a la impronta quijotesca de Miguel de Cervantes. A su vasta lista de plazas debemos añadir otros atractivos como su ayuntamiento, arqueado y decorado por la madera, con aires propios del siglo XVIII. Junto a él, la torre del reloj conforma un escenario de parada obligatoria.
Recorriendo sus calles encontramos también varias casas señoriales, escudos e incluso edificios llamativos como el hospital de pobres o la Tercia, el almacén del trigo procedente del impuesto eclesiástico conocido como el diezmo, hoy declarado Bien de Interés Cultural.
Horcajo de Santiago
Conocido por su típica fiesta de “El Vítor”, La Inmaculada Concepción no es solo protagonista en esta celebración, sino también en su legado patrimonial dando nombre a la iglesia del municipio. El templo religioso se encuentra custodiado por ermitas como la de San Sebastián, Rosario, la del Carmen o la de Santa Ana. No podían faltar las típicas casas señoriales, que se añaden al catálogo civil de Horcajo. Dejar fuera al hospital de pobres no es siquiera una opción, construido a la par que la iglesia y, por tanto, compartiendo elementos comunes.
San Clemente
La que fuera capital de la Mancha Alta y la Mancha de Montearagón fue declarada conjunto histórico en 1980. Tanto el Antiguo Ayuntamiento como la parroquia de Santiago Apóstol fueron declarados Bien de Interés Cultural.
Destacan otros edificios como los monasterios de Nuestra Señora de Gracia, de la Asunción y el de las Carmelitas, en el que celebran su tradicional “carrerilla” en los días de romería. Varias ermitas completan su legado religioso, al que debemos añadir otros lugares civiles también bellos, como el ayuntamiento, la plaza de toros o su particular arco romano, que unía la parroquia y la antigua Audiencia Real.
Su vida cultural plena se debe a que cuenta con su peculiar Museo Etnográfico de Labranza y el Museo de Obra Gráfica, sede de la Fundación Antonio Pérez. Entre su patrimonio, destaca también el santuario de Rus y el puente romano mejor conservado de la provincia, que podremos visitar tras recorrer el municipio en busca de las casas señoriales que todavía quedan en San Clemente.
Las Pedroñeras
Típico pueblo de la Mancha que mantiene en sus calles y edificios su espíritu. Enclaustrado se encuentra sobre todo en la plaza, pues recoge a su alrededor algunos de los edificios más relevantes del municipio. La capital del ajo cuenta con un museo Etnográfico y del Ajo y con varias casas-palacio típicas de la comarca, como la casa Curato o la casa Mendizábal.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es sin duda el edificio religioso más destacado, pero le acompañan también otros enclaves como la Residencia de los jesuitas o las ermitas de Santo sepulcro y de San Julián.
Villamayor de Santiago
La afluencia histórica se siente entre las calles empedradas de Villamayor de Santiago. Su molino “El labrador” nos da la bienvenida para meternos en las páginas más quijotescas. De su antigua muralla medieval queda el torreón de los Bastimentos, cerca de los antiguos almacenes de bastimentos de la Orden de Santiago. La cara más reconocible de la localidad es el conjunto arquitectónico de la Plaza de la Villa, también propia del medievo, aunque con rasgos renacentistas. Allí se encuentra el actual ayuntamiento, antigua prisión.
No podemos irnos de Villamayor de Santiago sin visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, declarada monumento de interés cultural y que encierra una historia ancestral tanto en su interior como en su exterior. La fachada norte guarda la imagen de la virgen, así como un friso llamativo y ornamentado. Dentro, en el coro, encontramos una pila bautismal original y datada del siglo XV, cuando se construyó la iglesia, con el escudo de la Orden de Santiago.
Belmonte
Pese a que atrae por su imponente castillo, Belmonte esconde más tesoros patrimoniales. Destaca sobremanera la Colegiata gótica de San Bartolomé, con una sillería de relevancia cuyo origen se encuentra en la Catedral de Cuenca. Su órgano también tiene origen en Cuenca, concretamente en Sisante, pues se lo encargaron al maestro organero don San Julián Alcarria. Su extremada belleza y su ubicación en un entorno de ensueño le permitieron adquirir la distinción de Monumento Nacional ya en 1943.
Hay que destacar otros espacios, como las casas señoriales, monasterios como el de las Madres Dominicas o el de San Francisco e incluso el Colegio de la Compañía de Jesús.
Vara de Rey
Pese a su estado inacabado, su iglesia cuenta con elementos reseñables, como sus capillas o su pila bautismal. El patrimonio religioso se completa con la ermita del Rosario, fechada en el siglo XVI, y la de San Sebastián. Si destaca sin duda un rincón en el municipio es su Plaza General Vara de Rey, donde nos topamos con el ayuntamiento, un imponente edificio con tres arcos de medio punto sustentando el peso de toda la infraestructura. No podemos marcharnos sin admirar el palacio del Marqués de Valdeguerrero, constituido por el palacio y otros edificios de labranza. Entrar y ver su patio de origen renacentista merece la pena.
Antes de despedirnos, podemos pasear entre los pozos y cubos de Vara de Rey. Pequeños refugios abovedados o cuadrados construidos a base de piedra eran ideales para el cobijo nocturno. A la actualidad llegan en forma de prueba fehaciente que se mantiene con el paso del tiempo por su sublime construcción.
Villarrubio
La Mancha se encuentra presente en sus calles y edificios tradicionales: paredes blancas, casas grandes y patios amplios predominan en Villarrubio. El pueblo quiso homenajear al cantante Nino Bravo, fallecido en un accidente de tráfico en el término municipal de la localidad. En su honor, construyeron un monumento en forma de cruz con el nombre del artista. Reseñable también es su iglesia, de época tardogótica, con un retablo barroco de interés en su interior.
A las puertas de la primavera con los almendros en flor, la Mancha se abre camino en un entretiempo idóneo para divagar por sus pueblos en busca de estampas nunca vistas fuera de esta comarca con sello conquense y dirección manchega.