Paisaje, tradición, historia, cultura... La Ruta del Mimbre en la provincia de Cuenca es una de las señas de identidad de los municipios que la acogen, la esencia de unas raíces que nos transportan muchos años atrás.
Para hablar de la Ruta del Mimbre conquense es necesario viajar en el tiempo y remontarnos a la Edad Media, el periodo en el que el arte de la cestería comienza a ser un medio de vida. Hasta el siglo XVIII, esta técnica fue el sustento principal de muchas familias, que se ganaban el pan gracias a la destreza artesana que desempeñaban con el mimbre. Es en el siglo XX cuando esta tradición ancestral, este oficio artesano e histórico, renace y vuelve a convertirse en una de las actividades profesionales principales del noroeste de la provincia de Cuenca.
El mimbre es una variedad de sauce característico por su flexibilidad y su resistencia a las bajas temperaturas, entre otras singularidades. El mimbre necesita la presencia de humedad en el ambiente en el que crece, y de ello se encarga el río Escabas en la provincia de Cuenca, que lo acompaña durante todo el año como su más fiel compañero. Y es que si el Escabas es el río que baña esta región, el mimbre es su mar. Los tonos ocres y rojizos en otoño e invierno y anaranjados y amarillos en primavera y verano tiñen de vida y color el paisaje de esta zona de la provincia de Cuenca, que tiene al mimbre como una de sus grandes insignias.
Albalate de las Nogueras, Villaconejos del Trabaque, Priego, Cañamares, Fuertescusa, Cañizares, Puente de Vadillos y Beteta son los municipios por los que pasa la Ruta del Mimbre en la provincia de Cuenca. En esta parte de nuestra región se cultiva la mayor parte del mimbre español. De la localidad de Cañamares sale el 90 % de la producción de mimbre en España.
A lo largo del año, se realizan las distintas técnicas y procesos por los que ha de pasar el mimbre para su posterior utilización (cortar, empozar, pelar...). Desde finales de noviembre hasta el final de marzo se procede a la recogida del mimbre, por lo que en la actualidad nos encontramos en el momento en el que se corta el material. El mimbre se clasifica en chompos o carboneras, una especie de cabañas que lo protegen de las lluvias y las condiciones meteorológicas adversas, de tal modo que, en caso de precipitaciones, solo se mojarían aquellos bloques situados en el exterior, que se encargan de cubrir todo el mimbre que se encuentra en el interior del chompo. Del campo se traslada al taller, donde el mimbre se divide por alturas, y donde se decide qué tipo de aplicación tendrá y cuál será el tratamiento que ha de recibir (empozarlo y pelarlo para obtener mimbre blanco, secarlo y deshidratarlo para conseguir mimbre seco o cocer el mimbre seco para producir mimbre buff).
El sector del mimbre conoce muy bien el significado de la expresión “renovarse o morir”, pues es lo que ha tenido que hacer a lo largo de los años para garantizar su supervivencia frente a toda adversidad. Antiguamente, el principal fin del mimbre era la cestería, la técnica desarrollada por los cesteros o canasteros a través de la cual se realizaban recipientes y mobiliario (cestas, canastos, sillas...) con el mimbre como materia prima. Hoy en día, los usos que se le dan al mimbre son muy diferentes. Aunque todavía queda algún reducto de lo que fue la cestería en la provincia de Cuenca en las manos de quienes luchan por mantener esta tradición ancestral, actualmente el mimbre se utiliza para hacer persianas, vallas y protecciones para chalés, casas rurales... Los tiempos cambian, la demanda se transforma y los artesanos del mimbre se deben adaptar a las nuevas necesidades.
Visitar la Ruta del Mimbre en la provincia de Cuenca es un regalo per se, porque va mucho más allá de los campos de mimbre que contemplamos desde la carretera, antes incluso de habernos bajado del coche. Cada uno de los municipios que componen la Ruta del Mimbre es digno de ser visitado por quienes cada año recorren este trayecto para conocer mejor la historia de esta fibra natural. En Villaconejos del Trabaque podemos visitar el Museo del Mimbre, un espacio ideal en el que conocer a fondo los detalles de un material y un oficio incomparables.
Es difícil entender nuestra historia sin hablar del mimbre, de cómo un oficio puede convertirse en una tradición que habla de lo que somos, de dónde venimos, de qué partimos. Una historia escrita con las manos de cientos de trabajadores y familias que hicieron de su profesión la más digna de las dedicaciones. Un trabajo humilde que siempre vivirá, pues ya forma parte de las páginas más importantes de la historia y la cultura de la provincia de Cuenca.
Agradecemos a Drone Romeo FJ y Fotojuanma Aventura las imágenes cedidas para producir el vídeo. Si os habéis quedado con ganas de saber más de la zona, os invitamos a ver el vídeo de Drone Romeo FJ y Fotojuanma Aventura...