La iniciativa, liderada por la asociación Párkinson Cuenca, cuenta con el apoyo de la comunidad asociativa, empresarios, administración, hosteleros y profesionales conquenses. Hablamos con Beatriz Hernández, directora de la Asociación.
Conseguir que diversos sectores se unifiquen para perseguir un beneficio común no es tarea fácil, mucho menos cuando te enfrentas a un proyecto sin precedentes. Pero la ilusión, el trabajo y la colaboración saben sobreponerse a la incertidumbre y los miedos propios de las primeras veces. Así ha ocurrido en la puesta en marcha del proyecto “Comer con Placer”, una propuesta pionera liderada por la Asociación Párkinson Cuenca en colaboración con diferentes hosteleros y profesionales sanitarios cuyo objetivo es el de luchar contra los prejuicios sociales en torno a la disfagia. Hablamos con Beatriz Hernández, director de la asociación.
Lejos de ser solo un problema del párkinson, la disfagia también se manifiesta en pacientes con enfermedades neurodegenerativas, cáncer o incluso en casos de covid persistente. Es por ello por lo que las áreas de logopedia y de trabajo social de Párkinson Cuenca decidieron dar el primer paso para que las personas que lo padecen puedan también disfrutar de la comida sin pudor: “Existe un gran número de ingresos por disfagia, lo que nos llevó a pensar que teníamos que hacer algo ante esta necesidad, pero también ante este desconocimiento que tienen incluso las personas que lo padecen y su entorno”, cuenta Beatriz Hernández para Life!Cuenca.
Tras años planeando cómo podían moldear sus ideas, decidieron emprender camino por primera vez en 2019, situando las primeras piedras de un proyecto sin precedentes a nivel nacional: “Empezamos a pensar qué podíamos hacer, cómo lo podíamos hacer, a tocar puertas que a veces tardan en abrirse… pero a veces más vale tarde que nunca”. Su intención se centra en la inclusión de la mayoría de los agentes posibles para que puedan intervenir en este proceso, consiguiendo que “las familias y los enfermos conozcan las necesidades de la enfermedad y que, cuando vayan a un restaurante, con total normalidad puedan decir cuál es su problemática y adaptar la comida a ella”.
Entre 2019 y 2021, año de la presentación de Comer con Placer, la asociación fue tejiendo lazos con varios hosteleros de Cuenca para enseñarles a amoldar parte de su carta a las particularidades alimenticias que necesitan las personas con disfagia: “Queremos que la gente pueda vivir y disfrutar de la comida hasta el último momento de sus días”. Y es que el planteamiento busca atajar el problema desde la base, advirtiendo de los peligros de la disfagia y de sus posibles soluciones para reducir el número de hospitalizaciones: “Estos daños se paliarían antes si pudiéramos evitar ingresos innecesarios que incluso a veces llegan a la muerte, pues en ocasiones los pacientes no mueren por la enfermedad, sino por la disfagia, que provoca aspiraciones, neumonías…”.
Comer con Placer rebasa las fronteras hosteleras y busca otras vías de difusión para dar a conocer la disfagia y sus inconvenientes: “También hemos creado sinergias con otros profesionales médicos del Hospital de Cuenca y de centros de salud donde hemos dado charlas de visibilización intentando concienciar a las personas que sufren esta enfermedad”. Aunque reconoce que todo ello ha sido posible en gran medida gracias al apoyo de la Administración, cuyos recursos económicos han sido esenciales para impulsar el proyecto.
Varios son los establecimientos conquenses que ya cuentan en sus cartas con menús adaptados para las personas con disfagia debido al alto grado de formación e implicación de sus chefs. Es el caso de los negocios hosteleros de Nacho Villanueva (del restaurante Recreo Peral), Mari Paz Marlo (de Casa Marlo), Quico Pérez (Nazareno y Oro), Nacho Ruiz (Natura Restaurante), Miguel Ángel Martínez (Parador de Cuenca), Jesús Segura (Trivio), Juan Pedro Romera (Romera&Bistrot) y el recién incorporado Fran Martínez (5 Sentidos). La incertidumbre inicial propia del desconocimiento la combatieron con formación y tesón: “Al principio es normal que exista cierta reticencia, miedo. Pero precisamente esa prudencia nos lleva a alcanzar el éxito. Pasaba un poco como antes con los menús para alérgicos que, ante el desconocimiento, los hosteleros no los desarrollaban porque era una gran responsabilidad”.
Pese al rechazo de las primeras veces, Comer con Placer ya ha registrado a sus primeros comensales en la ciudad, aunque todavía el proyecto no se encuentra del todo arraigado: “A veces sienten vergüenza, por eso es tan necesario conocer el problema”. Durante estos meses de formación, los chefs se han enfrentado a las dificultades que plantea la propia enfermedad en cuanto a la adaptación de los alimentos. “No todas las personas que tienen disfagia padecen el mismo grado de disfagia y, en muchas ocasiones, hay que hablar y colaborar con la persona que lo tiene e incluso hay que variar el menú para adaptarnos a la textura adecuada. Aunque esto no es un problema para los hosteleros, formados en logopedia, primeros auxilios…”.
Pese a su breve periplo, no descartan incorporar ya nuevos rostros a su lista: “Entendemos que hay muchos otros chefs que estarán encantados de ayudar y de dar a conocer que sus fuentes son accesibles. Qué mejor que ellos con la magia que tienen en la cocina para adaptar y readaptar todos los alimentos y ayudarnos a disfrutar de la comida”. Una oportunidad única que se les presenta en forma de reto para añadir nuevos comensales a su lista de clientes habituales. Pese a que en la actualidad el proyecto solo funciona en Cuenca, en su página web cuentan con un apartado para que todo aquel que quiera sumarse a la iniciativa pueda hacerlo: “Estamos abriendo nuevos contactos con otras comunidades y otros hosteleros que se han interesado. Nosotros también estamos llamando a otras puertas para generar más conexiones. Incluso hemos recibido solicitudes de empresarios de otras ramas: otorrinos, residencias de mayores…”.
En su afán por abrirse camino, desembarcaron en la última edición de Fitur para promocionar su actividad no solo desde el punto de vista turístico, sino también alimenticio: “Haber ido a Fitur explica que hay muchos agentes implicados, que hemos trabajado en equipo y que las enfermedades y los problemas de discapacidad engloban a toda la población”. Aunque por el momento no es una prioridad engrandecer su alcance, sino más bien afianzarlo plantando más semillas en la provincia y la región: “Nuestro objetivo ahora es seguir con esta fase, dando difusión durante un tiempo, añadiendo muchos más restaurantes y sensibilizando e informando”.
En Comer con Placer, cada colectivo aporta su grano de arena para convertir el proyecto liderado por Párkinson Cuenca y crear una montaña que se convierta en el pico referente al que acudir en casos de disfagia. “Todos sumamos mucho más juntos que por separado”, concluye Beatriz, que continúa llamando a puertas sin cerrar ninguna para que Comer con Placer siga entrando cada vez en más hogares, restaurantes y comunidades.