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52 años desde que el teléfono llegara a Chumillas, último pueblo de la provincia en recibir este servicio

Tal día como hoy de 1969, la red telefónica llegaba al municipio conquense de Chumillas, que se convertía en el último de la provincia en ser dotado con este servicio, que con el paso del tiempo llegó a automatizarse y derivó en lo que hoy en día conocemos como smartphone. Repasamos la llegada del teléfono a la provincia de Cuenca

Actualizado: 28/6/2021 11:31 - Vanesa Moreno
Actualizado: 28/6/2021 11:31 - Vanesa Moreno

El paso del tiempo y la digitalización han hecho que el teléfono evolucione y deje de ser lo que en un principio fue. Atrás quedó aquello de llamar sin poder desplazarse de un lado para otro, por no hablar de los verdaderos orígenes, donde las conversaciones pasaban por las centralitas. La llegada del teléfono fue progresiva y en la provincia de Cuenca finalizó en Chumillas, el último pueblo en ser dotado con este servicio el 28 de junio de 1969.

En estos 52 años, las tecnologías y telecomunicaciones han evolucionado magistralmente y poco queda de su origen. A Cuenca el teléfono llegó en 1881, a la Fábrica de Paños de Eusebio Muñoz Peña, tal y como explica el blog “Cuenca en el recuerdo”. La llegada de la Guerra Civil años después, retrasó su desarrollo en la provincia. Desde 1886 hasta el año 1930, se contabilizaron en Cuenca provincia 108 abonados que disfrutaban del servicio telefónico.

Sin embargo, no fue hasta el año 1917 cuando llegó la red telefónica a la zona urbana de Cuenca, inaugurándose el centro telefónico de la ciudad el 7 de agosto de ese mismo año. Para establecer conexiones con otras ciudades o pueblos, se tuvo que esperar hasta el año 1923, cuando finalmente se estableció el servicio telefónico interurbano.

Poco a poco, con el paso de los años, se logró la automatización del teléfono, dejando de ser necesario el paso de la conexión por la centralita. A partir de entonces, y tras el año 1973, los conquenses podían hablar por teléfono directamente con el otro interlocutor sin necesidad de llamar a la teleoperadora. Con la llegada de las cabinas telefónicas a la capital en 1967, el teléfono salía a la calle, el inicio de un proceso que ha derivado en la actualidad: teléfonos portátiles inteligentes, o lo que es lo mismo, smartphones.

Atrás quedaron las llamadas por cable, las monedas en las cabinas de teléfono, el pudor de hablar delante de toda la familia por el fijo y arriesgarse a que todos fueran partícipes de la conversación. El teléfono ha pasado a ser inteligente, y con el smartphone en nuestros bolsillos, tan solo queda el recuerdo de lo que un día fue el inicio del teléfono.

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