El 11 de julio de 1929 se publicó un Real Decreto por el que se declaró la Ciudad Encantada de Cuenca como Sitio Natural de Interés Nacional. Hasta la actualidad, este histórico paraje se ha establecido como un recorrido señalizado de unos tres kilómetros de longitud que los visitantes pueden disfrutar contemplando las diversas rocas a las que se han dado nombres de animales y de objetos.
Los barcos, el perro, la foca, el puente romano, los amantes de Teruel, la cara de Ariadna, el puente romano, la cara de hombre, el mar de piedra o la lucha elefante-cocodrilo son algunas de las rocas y formaciones que los visitantes pueden contemplar si visitan la Ciudad Encantada de Cuenca. El complejo ha previsto un recorrido circular de unos tres kilómetros que se pueden disfrutar en cerca de hora y media.
Cuenta la leyenda que la Ciudad Encantada fue el lugar elegido donde incineraron al líder lusitano Viriato. Éste quedó prendado de la Ciudad Encantada, lugar que disfrutaba junto con su enamorada. Viriato reconoció que, tras su su muerte, le gustaría ser incinerado en aquel lugar, y así fue, tras ser asesinado por tres de sus hombres, las cenizas del pastor luistano se esparcieron por toda la Ciudad Encantada tras danzas alrededor del fuego y sacrifico de animales. Corría el año 139 a.C.
Volviendo a la Ciudad Encantada tal y como la conocemos, las formaciones rocosas, de modelado kárstico, se remontan al periodo Cretácico, hace aproximadamente 90 millones de años. Al final de esta etapa, la orogenia alpina fue la responsable de la elevación del terreno, pasando a formar parte de la tierra emergida, superficie que era antes fondo marino. La acción del dióxido de carbono, junto con el agua, disolvieron la roca caliza formando en su interior galerías, dando como resultado las formaciones de karst.
La Ciudad Encantada es un terreno calcáreo muy avanzado donde gran parte de la roca ha sido disuelta, según se ha podido saber, las galerías se han derruido con el tiempo al caer el techo de las cuevas, por lo que tan solo han quedado en pie los bloques de las zonas de piedra más resistentes que adquieren por la erosión formas caprichosas.
Pero, ¿cuándo se empezó a visitar la Ciudad Encantada como tal?. Tras las Guerras Carlistas, a finales del siglo XIX los parajes naturales en España, como la Ciudad Encantada, empiezan a adquirir más protagonismo. Fue el Rey Alfonso XIII, el que a través de sus viajes y tras rodearse de personalidades científicas, aplicó un valor añadido a un paraje como la Ciudad Encantada. El Rey pasó mucho tiempo en Cuenca y desde entonces el paraje se empezó a ver con otros ojos.
Pasarían pocos años tras esta influencia hasta que la Ciudad Encantada de Cuenca fue declarada, a través de un Real Decreto, sitio Natural de Interés Nacional. Desde entonces la asistencia de personas se ha multiplicado hasta convertirse en un lugar propicio para el turismo si visitas la ciudad de Cuenca en cualquier época del año.
Según señala el propio paraje natural, la Ciudad Encantada es un lugar considerado de alto valor florístico dentro del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Alberga numerosas especies con diferentes niveles de protección ambiental. Según el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha (Decreto 22/1998) se han catalogado en este lugar una especie vulnerable y trece especies de "interés especial". Algunas de estas especies son el tejo, el acebo, el arce de Montpellier o la flora rupícola.