Hoy se cumplen 93 años desde que el Ayuntamiento de Cuenca designara a Luis Marco Pérez escultor municipal de Cuenca. Un título que el conquense asumió con gran responsabilidad y que ocasionó que nuestra ciudad se convirtiera en un museo vivo, sobre todo en Semana Santa. Desde Life!Cuenca hacemos un repaso a su extensa y dedicada trayectoria artística.
La huella de Marco Pérez en Cuenca es imborrable e innumerable. Una figura imprescindible en la historia del arte que, como reclaman muchas voces, merecería un espacio propio en el que mostrar su gran legado y mostrar la grandeza de uno de escultores más grandes que ha dado Cuenca.
Además de las reliquias que nos ha regalado por la ciudad -como puede ser el Hachero del Parque de San Julián, el Pastor de las Huesas del Vasallo de la Hoz del Huécar o el Monumento a los caídos en la Guerra de África en la Plaza de la Hispanidad- Luis Marco Pérez donó cerca de 200 obras que todavía aguardan impacientes el Museo de Cuenca a que se les dé una ubicación pública para que todos los conquenses y visitantes podamos observar su legado.
uis Marco Pérez, escultor municipal de Cuenca
Y es que, tal día como hoy pero en el año 1928, el Ayuntamiento de Cuenca, a través de un acuerdo plenario, nombraba a Luis Marco Pérez con el distintivo de escultor municipal de Cuenca.
Como curiosidad de este título, cabe recordar que se le asignó entonces un sueldo de 3,500 pesetas anuales (21,04 euros) y el compromiso de entregar en cada Semana Santa un paso de hasta seis figuras. Hecho que concretó en algunas de sus obras más famosas, como fueron La Santa Cena, El Descendido o el Cristo agonizante, que desaparecieron en la guerra de 1936.
Aún así su legado en la Semana Santa será perenne en la historia gracias a una veintena de obras que procesionan por las calles de Cuenca con el sello de Marco Pérez tallado: La Virgen de las Angustias, San Juan Evangelista, Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador, Jesús entrando en Jerusalén, San Juan Bautista, Ecce-Homo de San Gil, Jesús de Medinaceli, Soledad del Puente, Cristo de las Misericordias, San Pedro Apóstol, Cristo de la Luz, El Descendimiento, La Exaltación, Cristo Yacente, La Oración del Huerto de San Esteban, El Beso de Judas, La Virgen de la Amargura con San Juan Apóstol, Jesús Amarrado a la Columna, Jesús Caído y la Verónica del Salvador.
Más acerca de Luis Marco Pérez
Nació en el pueblo conquense de Fuentelespino de Moya un 19 de agosto de 1896, en el seno de una familia dedicada a la carpintería, por lo que su amor por el trabajo manual le viene desde bien pequeño. De hecho, con 12 años entró en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia, donde se trasladó con su familia por motivos laborales, para posteriormente comenzar en la Escuela de Bellas Artes de Valencia.
En 1919 tuvo la fortuna de obtener por oposición una pensión de 3000 pesetas del Círculo de Bellas Artes que le permitió mudarse a la capital de España y continuar con sus estudios.
Mientras tanto trabajó de la mano de Modesto Quilis, Ricardo Sanchís,y José Ortells, gran escultor anatómico, que le aconsejó matricularse en Medicina en la asignatura de Anatomía, donde Marco Pérez realizaría dos cursos.
En 1920 recibe una prórroga de la pensión del Círculo de Bellas Artes para que viaje por España para completar su formación. Es en este momento cuando Marco Pérez elige su tierra, Cuenca, para estudiar “los tipos” de sus gentes, sus costumbres y formas de vida. Una vez aquí, recorre la Sierra de Cuenca, donde se empapa de sus gentes, realizando bocetos y tomando apuntes que en poco tiempo se plasmarán en sus primeras obras escultóricas.
En 1922 gana la 3ª medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con la obra “El alma de Castilla es el silencio… Cuenca” obra que presenta junto a la “Princesilla de la Hinojosa”. Este mismo año, recibe una beca de la Diputación de Cuenca de 3000 pesetas para que viaje al extranjero para seguir con su formación.
En este primer viaje visita Italia para estudiar a los clásicos y renacentistas, su estancia será sobre todo en Roma, pero también visita Florencia, Pisa, Padua, Siena, Venecia, Bolonia,…
Desde entonces, Luis Marco Pérez se convierte en profesor de dibujo y escultura de la Escuela de Artes y Oficios de Cuenca, profesor de modelado, vaciado y composición decorativa de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Valladolid, académico electo de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, profesor de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Valencia y profesor de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Madrid. También fue director de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, secretario de la Escuela Central de Artes y Oficios Artísticos de Madrid, Catedrático numerario en Talla Escultórica de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid., y académico correspondiente en Madrid de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, entre otros muchos distintivos que hicieron de Marco Pérez uno de los escultores del siglo XX más formado y con mayores conocimientos.
Una carrera que tendría como broche final la medalla al mérito en las Bellas Artes que le entregó el Ministerio de Cultura en el año 1983 a título póstumo.
*Información e imágenes obtenidas de http://luismarcoperez.blogspot.com/