Este año debido al Covid-19 no podremos celebrar las fiestas de San Mateo. Pero nuestro colaborador Alberto M.Rodríguez nos trae una leyenda que conmemora la festividad. Tras la crónica histórica de la conquista de Cuenca por Alfonso VIII hay una leyenda más bonita si cabe que su historia real?
Musulmanes en Cuenca.
Como todos sabemos, hubo un año (711 D.C.) en el que la conquista musulmana se inició en España. Batalla tras batalla, casi todo el territorio español cayó en manos de los árabes. Con el tiempo los cristianos comienzan el proceso de reconquista de todo su territorio. Finalmente, en 1492, en tiempos de los Reyes Católicos, la toma de Granada, último bastión musulmán, pone fin a la reconquista. La ciudad de Cuenca fue uno de los territorios que cayó en manos musulmanas y fue el Rey Alfonso VIII quien se encargó de reconquistar la bella ciudad un 21 de septiembre. Hoy en su día celebramos las fiestas de San Mateo en conmemoración de esta conquista.
“…Alfonso VIII convocó a gentes de Almoguera, Ávila, Segovia, Zamora, Molina y a las Órdenes Militares de Santiago y Calatrava y puso cerco a la ciudad en el día de la Epifanía del Señor en 1177. El hambre, las enfermedades y los muertos por los continuos ataques de manganas y trabucos, obligan a los musulmanes, que a mediados de septiembre se rindieran y entregaran la ciudad…” Así nos cuentan los historiadores cómo sucedió la reconquista de Cuenca. Sin embargo en la ciudad se cuenta otra historia. Se cuenta una leyenda que para poder contarla primero tengo que presentaros a un amigo: él es Martín Alhaja.
Luminarias misteriosas.
Martín era un pastor cristiano que continuó viviendo dentro de las murallas conquenses tras la conquista musulmana. Este pastor salía del fuero a diario para que sus ganados pudieran pastar ampliamente en los campos aledaños a las murallas (mientras se desarrolló el asedio de Cuenca, eran en estos campos donde los cristianos asentaron su campamento). A última hora de la tarde, casi en la noche de uno de tantos días, Alhaja volvía con sus rebaños hacia el castillo y cerca del río creyó ver una luz que se movía. Se acercó y vio una figura femenina de gran belleza, él se arrodilló y veneró a la figura, pues se trataba de la Santísima Virgen. Ella venía a traerle un mensaje: “El Señor me envía para decirte que estés preparado, pues tú has de ayudar a los cristianos en la conquista de la ciudad”
El Rey Alfonso, deseoso e impaciente, soñaba con la reconquista de la ciudad. Las crónicas cuentan de cómo soñaba con la Virgen y como en algunos momentos de paseo, nuestro rey observaba en repetidas ocasiones luminarias supuestamente celestiales. Estas luces o luminarias las interpretó como respaldo divino para su objetivo: la reconquista de la ciudad.
El 20 de septiembre de1177 algunos soldados cristianos ven a tres pastores con sus rebaños. Los soldados matan a dos de ellos, pero cuando llegan al tercero confiesa que es cristiano y que tiene un mensaje de la virgen para ellos… Era nuestro amigo Martín y les contó su plan a los cristianos y todo se puso en marcha…
La conquista de Cuenca.
ara poder realizar su actividad diaria, nuestro amigo Martín salía y entraba por una puerta secundaria del castillo: la puerta del Aljaraz (actual puerta de San Juan). Esta puerta estaba custodiada por un soldado musulmán ciego. Este soldado controlaba los viajes de los pastores, palpando las ovejas y contándolas, para saber si habían vendido alguna. Los soldados de Alfonso despellejaronn algunas ovejas de Martín para cubrir sus cuerpos y guiados por el pastor se dirigieron hacia la puerta del castillo. Tras pasar el control del guardián ciego y palpar las supuestas ovejas, los soldados se deshacen de los centinelas y abren las puertas a su ejército. Durante toda esa noche ocurren varias batallas por los barrios del castillo hasta que, a las cinco de la madrugada, la ciudad cae y se entrega a Alfonso VIII las llaves de la ciudad.
Una vez tomada la ciudad y en señal de agradecimiento, nuestro rey ordenó construir una ermita bajo el puente de San Antón a la orilla del río Júcar, con una imagen de la Virgen de la Luz. La idea de que sus sueños y visiones de luminarias no dejaban de ser para él, ese respaldo que impulsó su exitosa campaña. Junto a la ayuda que propiciaron las luminarias, podemos contar también con la Orden del Temple: los soldados de Dios ayudaron en las campañas a tomar la ciudad.