En la calle Julián Romero hay un rinconcito mágico. La luz que incide en él, hace que sea un lugar fantástico y digno de fotografiar. Si nos fijamos arriba tenemos un cristo encarcelado rodeado de flores. Hoy en la sección Misterios de Cuenca con Alberto M.Rodríguez descubrimos la leyenda de tan bonito rincón.
Julián y Angustias
Julián era un hombre de familia humilde, cuyo trabajo es ser mozo. Angustias fue la mujer a la que amaba, una dama de familia noble. Se conocieron y enamoraron en la Ronda del Huécar, tras la reja de una de las ventanas de la casa de ella, situada en el bello rincón del que hablamos. Los padres de Angustias no estaban conformes con este romance debido a las diferencias de clases sociales. Pero Julián quería demostrar que era digno del amor de la joven.
Entretanto llegó a Cuenca un emisario real, su función era reclutar soldados para el ejercito español y llevarlos a filas en la guerra contra Italia. Julián no se lo pensó, es su oportunidad perfecta para demostrar que merece el amor de Angustias: se alistó al ejército y decidió hacer todo lo posible para volver de la guerra con ahorros y ganancias, un cargo militar y un futuro para su amada.
Antes de partir a la guerra, Julián y Angustias se prometieron amor eterno y fidelidad ante el cristo que allí se ubicaba, donde se amaban cada día,junto la ventana de ella. Concluyeron no pensar en otro amor mientras transcurría la guerra, para que, a la vuelta de Julián, pudieran casarse y continuar juntos. Sin embargo, con el paso del tiempo, Angustias decidió rondar a otro muchacho llamado Lesmes y coquetear con él, olvidándose de Julián.
Duelo a muerte
Al cabo de dos años, Julián volvió a Cuenca. Tras adquirir un porvenir en la carrera militar, trajo consigo ganancias y claro está, lo primero que hizo fue buscar a su amada. Tremenda es la sorpresa que nuestro protagonista se llevó cuando descubrió que, junto a la reja de la ventana de su amada, se encontraba Lesmes, sustituyendo su papel como amante. Julián es atrapado por la ira y atacó al otro joven con todas sus fuerzas. Lesmes se defendió, dando comienzo a un duelo a muerte entre ambos. En el transcurso del mismo, nuestro soldado tropezó y cayó al suelo, oportunidad que aprovechó Lesmes para matarlo. Angustias comenzó a gritar y a pedir auxilio, momento que Lesmes aprovecharía para intentar escapar. Pero fue acorralado por los guardias y en otro intento de huir de ellos se desnucó por una de las almenaras que dan al Huécar.Angustias tras la muerte de sus amores, se recluyó en el convento de las Petras, situado en la actual Plaza Mayor de Cuenca. No se supo más de ella
El cristo del pasadizo
En honor a esta leyenda, podemos encontrar al Cristo que fue testigo de toda la historia. Este cristo era robado con frecuencia antiguamente, por lo que se tuvo que proteger con una reja. Aunque para hacer más bonita la realidad, podemos tomarnos esta reja como representación de la única barrera que tenían nuestros protagonistas, a la hora de prometerse amor: la reja de su ventana. La talla del cristo que actualmente encontramos en el rincón es del año 2008.
La calle de Julián Romero o la Ronda del Huécar es un lugar mágico que, sin duda, gustará a todo el que pasee por ella. Además, quién sabe si por azar de la vida, en algún momento dado, podemos encontrarnos con Angustias… y por qué no, un lugar idóneo para probar con la grabación de psicofonías.