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Cuadro de Goya de la Inquisición.
Cuadro de Goya de la Inquisición.

Misterios de Cuenca: El curioso proceso a Tomás Pérez

El archivo histórico provincial fue sede de la Santa Inquisición en su época. Gracias a nuestro colaborador Alberto Rodríguez y su sección 'Misterios de Cuenca', hemos descubierto algunos de los juicios o procesos inquisitoriales en la ciudad de Cuenca. Hoy nos trae un curioso, por no decir casi gracioso, proceso inquisitorial que comenzó de la forma menos esperada.

9/9/2021 - Redacción
9/9/2021 - Redacción

Tomás Pérez

El curioso caso que os describo hoy comienza de una forma un tanto curiosa. Un 17 de agosto de 1571, el párroco Gonzalo de Centina, de la localidad de “El Acebrón”, de la provincia de Cuenca, se presenta ante el Tribunal Conquense de la Santa Inquisición solicitando unos permisos para que un hermano cristiano suyo pudiera viajar hasta Perú. El tribunal solicita a Gonzalo que demuestre que su compañero era “cristiano viejo” (o cristiano puro, es un concepto ideológico). De esta forma darían los permisos pertinentes para que realizara su viaje. El padre Gonzalo así lo dispuso y mandó llamar algunos testigos para demostrar la ideología.

Uno de esos testigos fue el bordador conquense Tomás Pérez, un vecino del barrio de Santa Cruz. Pertenecía a una importante familia muy reputada de la ciudad y rentaba una casa en la calle Zapatería. Lo que nuestro protagonista no sabía es que, tras sus declaraciones ante la Santa Inquisición, sería él, quién años más tardes sería judgado por las mismas palabras que salieron de su boca…

Proceso contra Tomás

Seis años más tarde, sin motivo y sin razón, el licenciado y fiscal de la Santa Inquisición, el señor Vallestero, ordena el arresto inmediato de Tomás. Se le acusaba de haber mentido y engañado a la Santa Inquisición, seis años antes, en la declaración sobre el cristiano que quería marchar a las Indias. También se le acusaba de ser pariente de judíos. Tras su arresto, se supo que en 1572 llegó a Cuenca una Orden del Concejo del Rey, desde Madrid. En esta orden se daba caza y captura a todos aquellos descendientes de judíos que con tal de ir a las Indias habían mentido a los señores inquisidores así como también a los testigos que con falsas declaraciones les habían ayudado en su objetivo.

El 17 de septiembre fue llevado a que declarase ante juicio con la Santa Inquisición, dijo “que tenía 58 años poco más o menos, que era vecino de Cuenca y que avra que vive y reside en ella quarenta años poco más o menos sin aver hecho ausencia della sino es aver hecho algunos caminos que se le an ofrecido”. Nuestro protagonista tuvo ayuda en el juicio, llamó a dos compañeros bordadores a que dieran su testimonio, Juan Pérez dijo “que tiene a Tomas Pérez por hombre honrado de buena vida e fama e buen cristiano ...y que le tiene por pobre y que padece necesidad y sabe que tiene muchos hijos y que tiene tres varones por casar”. Su otro compañero, Juan de Carabias afirmó que conocía a Tomás Pérez desde hacía treinta y un años y que en su opinión era un buen cristiano e hizo hincapié en que vivía con grandes dificultades económicas.

Condena

Como podéis ver, incluso seis años después nadie se escapaba de la justicia en el Siglo XVI. Tomás es un claro ejemplo de mala suerte. Aunque se libró por los pelos de ir a prisión, nuestro protagonista no quedó inpune su condena fue la siguiente: “le mandaron reprehender y que sea reprehendido en la sala e audiencia deste Santo Oficio e oyga la misa que en el se dixere estando en cuerpo sin cinto ni bonete y con una bela de cera encendida en las manos y no se humille sino fuese a la elevation del Santísimo Sacramento más le peniamos en dos mili maravedíes ... y le prohivimos y mandamos daqui adelante no dira dicho ninguno en lo focante a la limpieça y calidad de ninguna persona e linaje sin licencia deste Santo Oficio”. Dos mil maravedíes salvaron a Tomás…

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