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Foto de la Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP).
Foto de la Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP).

La brecha digital se agrava tras la pandemia y hace mella en los mayores

¿Se imaginan la odisea que supone para una persona mayor, que encima viva en una zona rural, poder coger cita con el médico por la aplicación, realizar la declaración de la renta desde el ordenador, descargarse su pasaporte covid desde el móvil o simplemente poder sacar dinero? Desde la Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP) piden medidas urgentes para que desaparezca la digitalización de cientos de procedimientos.

22/2/2022 - Marta Gallego Cerezo
22/2/2022 - Marta Gallego Cerezo

Aunque llevaban tiempo padeciéndola, no fue hasta que se dio a conocer la campaña “Soy mayor, no idiota” -un médico jubilado de 78 años logró recoger más de 610.000 firmas para presionar y lograr que los mayores tuvieran un trato más cercano por parte de los bancos- cuando la brecha digital saltó a la palestra, acaparando titulares en los medios de comunicaciones, llamando la atención de las administraciones y pasando a formar parte, por fin, de la agenda política.

Hasta entonces la denominada “brecha digital” la achacábamos a la falta de conectividad en muchas zonas del mundo rural, donde prácticamente no llegaba Internet y eso dificultaba desde hacer cualquier trámite burocrático, a poder realizar compras, consultar la cuenta bancaria, pagar facturas, estudiar, teletrabajar... Una brecha que creaba un abismo entre el mundo rural y las zonas urbanas, y eso que según la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales “todos tienen derecho a acceder a Internet independientemente de su condición personal, social, económica o geográfica” y “la garantía efectiva del derecho de acceso a Internet atenderá la realidad específica de los entornos rurales”.

Pero ahora la “brecha digital” ha dado un paso de gigante, sobre todo tras la llegada de la pandemia, quien se ha encargado de acelerar este proceso y ya la gran mayoría de trámites administrativos, burocráticos, bancarios e incluso médicos se pueden realizar desde casa con un smartphone o un ordenador. Un gran avance para muchos, puesto que ahorras mucho tiempo y se agiliza todo el trámite, pero un retroceso para otros muchos ciudadanos, sobre todo los de más avanzada edad que no están tan familiarizados con las nuevas tecnologías, o bien no tienen familiares que les puedan ayudar o sencillamente prefieren hacer sus papeleos “a la antigua usanza”.

¿Se imaginan la odisea que supone para una persona mayor, que encima viva en una zona rural, poder coger cita con el médico, realizar la declaración de la renta, descargarse su pasaporte covid o simplemente poder sacar dinero?

Sin ir más lejos, la Unión de Jubilados y Pensionistas (UJP) de UGT en Castilla-La Mancha denunciaba hace unos días "la gran brecha digital que existe y que sufren día a día millones de ciudadanos y ciudadanas" en los procedimientos cotidianos y que se agrava en regiones como esta, con una gran dispersión geográfica y muchos municipios pequeños y con baja densidad de población.

Para ello, reclamaban medidas urgentes para que desaparezca la digitalización de cientos de procedimientos. "no sólo se trata de sacar dinero en un cajero o acudir a la entidad bancaria, sino que esta situación nos la encontramos hasta para ir al médico. Es imposible que te cojan el teléfono en los centros de salud y al final terminamos haciendo colas de mucho tiempo de espera con lo que eso conlleva para una persona mayor".

Ponían como ejemplo la campaña de la renta, “un calvario para los pensionistas. Sólo para poder hacerlo presencialmente hay que pedir una cita telefónica, que se vuelve una misión imposible. Y si no te cogen el teléfono lo tienes que pedir por internet. Aunque la persona mayor tenga acceso a internet, tampoco se facilita que el proceso sea sencillo. Con lo que seguimos teniendo dificultades", explicaban desde la Unión de Jubilados y Pensionistas

Manifiesto por Cuenca también se pronunciaba sobre ello, y pedía a las instituciones conquenses y entidades bancarias que suscribieran convenios para adecuar los servicios bancarios de estas últimas a la realidad de la provincia, sobre todo en las zonas rurales donde las personas más mayores se les está abocando a utilizar medios con los que no están familiarizados y que les resultan realmente difíciles de utilizar, como son los cajeros o internet. Sin olvidar las dificultades que hay en los municipios predominantemente agrícolas, que la falta de oficina bancaria impide la realización de otras gestiones como la tramitación de las ayudas de la política agraria comunitaria (PAC), seguros, etc.

Lo que es evidente es que ambas modalidades deberían saber convivir y las administraciones y las entidades bancarias deberían mostrar su resiliencia hacia las personas mayores, sobre todo, en zonas más envejecidas como sucede en un buen número de pueblos de la provincia de Cuenca. Un gran avance, sin duda, ha sido la campaña "soy mayor, no idiota" que de momento ha logrado una compromiso de aumentar el horario de cajas, realizar una atención telefónica personalizada y dar más formación con las nuevas tecnologías y apps. ¿Cundirá el ejemplo?

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